En el marco de una Latinoamérica política e ideológicamente
unida, podemos decir que el arte, y en este caso la poesía, no están ausentes a
este proceso. Desde ya no hablamos del arte poético como delimitado por
fronteras terrenales, sino de la descontractura social, política y económica
que se siente en los renovados lazos entre países hermanos antaño alienados y
divididos por la marea globalizante del consumo desmedido y el individualismo
propio del neoliberalismo económico. Los movimientos artísticos
son convulsiones críticas a los valores imperantes de su entorno social, al
menos los convencionales o académicos, si el arte puede ser tal cosa. Por esto
resurgen nuevas formas y sentidos a la interpelación poética generando
intercambio positivo de estéticas y formas. En este sentido, podemos hablar de un optimismo poético
transnacional devenido del mejoramiento de las condiciones en los sectores más
vulnerados de nuestros pueblos.
En estos últimos años hemos sido testigos de una serie de
cambios en nuestra América del Sur, cambios positivos que avanzan hacia un
primer paso en la evolución conciente de los hombres, en la evolución
espiritual. Estos cambios se reflejan en los lazos renovados entre artistas de
diferentes latitudes. Es así como pudimos disfrutar de una hermosa velada el
pasado Viernes 23 de Marzo, en nuestro Centro, con la participación de los poetas Alberto Ramponelli, Gloria Archuschin,
Gabriela Spagnolo, Nahuel Zunino, Henríquez, Boris Doval y Luís Lhoner (todos representantes de
Argentina), Guillermo Furlong (organizador y mentor del encuentro), María Luisa
Hernández Hidalgo y Jorge Contreras (representantes de México), Marcello Dinali y Javier
Peralta Rojas (representantes de Chile), en el marco del Primer Encuentro Latinoamericano de
Poetas. Se nutrió la noche de charlas
relacionadas al intercambio de estéticas y a las movidas de vanguardia en cada país,
todo entre unos vasos de vino tinto de la casa y empanadas. Hubo lecturas y
recitados a cargo de los presentes para pasar luego a la música y las
informalidades. La noche se llenó de palabras compartidas y gestos de
compañerismo, claro ejemplo microscópico en la tertulia de Morón de lo que pasa
más allá de las fronteras ideológicas y políticas.
El encuentro devenido en reunión de amigos artistas no vio
su fin sino hasta altas horas de la noche (por fuera de programa), ejemplo
claro de cómo el arte existe para sumar voluntades en el cause de un proyecto
colectivo entre personas con diferentes realidades culturales.
Finalmente, podemos decir que vamos por buen camino, que los
melones se acomodan en el carromato latinoamericano por la inercia de la
solidaridad, no entre personas de diferentes nacionalidades, sino entre seres
humanos que proyectan por una vía sensible y constructiva una América Latina
unida, fuerte y de pie.
Apertura del Encuentro Latinoamericano de Poesía en el CEPOC |
Comienzo del Encuentro Latinoamericano de Poesía en el CEPOC |
Palabras a cargo del escritor Alberto Ramponelli |
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